Fue en las postrimerías del siglo XI cuando el largo acueducto llamado Acequia de Aynadamar, una de las mayores obras de ingeniería del pasado, conectó el caudaloso manantial de Fuente Grande con el ya populoso Albaicín.
Actualmente es un Bien de Interés Cultural del Catálogo General de Patrimonio Andaluz.

Se utilizaba en el abasto humano y riego de tierras. En su recorrido encontramos varios puentecillos. La función que tiene no es el de paso de personas sino el de evitar que las aguas de lluvia destruyeran la acequia. También cumple la función de que el agua no se enturbie y pueda tener unas garantías sanitarias y de potabilidad.

Puente del Caracolar.

Se fundamenta en soleras de mampostería con bóveda de ladrillo. Se llama así por su cercanía al Caracolar.
Hace 15 millones de años la Cuenca del Guadalquivir estaba ocupada por el mar, y existían animales marinos. Cuando estos animales morían quedaban sepultados por los materiales que arrastraban los ríos. Debido a los movimientos tectónicos que conformaban las Cordilleras Béticas, los depósitos con estos animales se desplazaron y elevaron formando este pasaje.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Puente de Corvera.

De idéntica factura es el Puente de Corvera, cuya utilidad manifiesta la función de ser alcantarilla y pasarela de tránsito al cortijo, pero se encuentra tapado.

Puente de los Arrieros.

Siguiendo el curso, en el límite entre Alfacar y Víznar se encuentra el Puente de los Arrieros. Sus dimensiones y el topónimo qué predica su nombre hace especular que pudo unir la red de trajinantes que ponía en comunicación unos pueblos con otros, que a su vez conectaban con rutas más amplias del Reino de Granada.

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